COVID-19 Statement on Government-Mandated Vaccinations

August 30, 2021

Updated 12/10/2021

Brothers and sisters, we are together enduring a time of great difficulty. You are hurting, and I am hurting with you. You are hurting because you've lost loved ones, hurting because you've lost civil liberties via lockdowns and restrictions, hurting because you feel abandoned by governmental and church leaders, hurting because the cooperation that seems required to eradicate COVID-19 doesn't seem to be happening.

The pandemic and its effects have impacted the entire globe and laid a heavy burden on our families and communities here in western Oregon. I continue to implore the Lord for his mercy, and for a rapid end to the pandemic.

In this statement, I want to clarify my position for the Archdiocese on mandatory vaccines. Now that the Pfizer vaccine is fully approved by the U.S. Food and Drug Administration, the State of Oregon is requiring all school teachers, staff, and volunteers, including in our private schools, to be vaccinated against COVID-19 by Oct. 18 (see rule here). It is important to recall that statewide vaccine mandates for other vaccinations already exist for all children who attend schools.

Catholic Church leaders, including Pope Francis, encourage all people who are able to get vaccinated to help stop the spread of COVID-19. In recommending the vaccine, the Church relies on the judgement of public health experts regarding its safety and efficacy. No medical intervention is without risks, however, and these risks must be weighed in light of the benefits of vaccination for the individual and common good.

I want to be clear: receiving any of the currently approved COVID-19 vaccines is morally acceptable for Catholics. Receiving the vaccine constitutes only remote, passive material cooperation in evil (due to the use of aborted fetal cell lines), therefore the Church teaches it is morally licit to do so (CDF 2 & 3). A Catholic, in good conscience, can therefore receive any of the three currently available COVID-19 vaccines. The position that one can in good conscience receive the vaccination has been confirmed in recent statements by the Holy Father and the Congregation for the Doctrine of the Faith.

If you choose to get the vaccination, I love you and support you. If you choose not to get the vaccination, I love you and support you. The Church recognizes that vaccination is not a moral obligation and must be voluntary (CDF 5). However, because the State is requiring vaccination for some sectors of society, (including all school teachers, staff, and volunteers) due to the pandemic and for the stated purpose of protecting the public health, Catholic schools in the Archdiocese of Portland are obligated to comply with the State’s vaccine mandate. The Church recognizes and understands there are legitimate reasons why individuals may not be able or willing to take the vaccines. For example, the Church supports - and I support - individuals who are disturbed in conscience about taking the vaccines due to their remote connection with aborted fetal cell lines. Individuals not able or unwilling to be vaccinated must take concrete, practical steps to avoid exposing those who are vulnerable and at risk. In cases where accommodation cannot be made by an employer, a person may need to seek employment elsewhere to protect the common good and minimize risks to vulnerable populations.

In the case of Catholic school teachers, staff and volunteers, there may be circumstances when accommodations can be made for an individual seeking an exemption of conscience. Each request for such an accommodation will be carefully and sincerely considered on an individual basis. The Oregon Health Authority form must be used to request a religious exemption.

Priests or other Church officials cannot write letters to support an individual’s request for religious exemption. This is because the matter is strictly between the employee and the employer. Also, no Church official can state that receiving the vaccination is contrary to the moral teachings of the Church, given the moral guidance provided by the Church as referenced above. Individuals can be directed to use National Catholic Bioethics Center materials as a reference to craft their own letters of conscientious objection.

At times, it can be an extraordinary challenge to receive all things with gratitude. The truth is, this is one of those times for me. With you, I struggle to live with gratitude for what the pandemic has brought about. But our good Lord asks us to accept struggles - even suffering - with gratitude: and so I abandon myself to Him, and try. I urge you, in love, to do the same - to receive these trials in good conscience, with a heart that is open to the grace of our good God.

Pray for me. I'm praying for you.

Hermanos y hermanas, estamos atravesando juntos un momento de gran dificultad. Estás sufriendo y yo estoy sufriendo contigo. Sufres porque has perdido a seres queridos, sufres porque has perdido libertades civiles a través de los aislamientos y restricciones, sufres porque te sientes abandonado por los líderes gubernamentales y por los líderes de la iglesia, sufres porque la cooperación necesaria para erradicar el COVID-19 parece no estar sucediendo.

La pandemia y sus efectos han impactado a todo el mundo y han puesto una pesada carga sobre nuestras familias y comunidades aquí en Oregon occidental. Sigo implorando al Señor por su misericordia y por el rápido fin de la pandemia.

En esta declaración, quiero aclarar mi posición por la Arquidiócesis sobre las vacunas obligatorias. Ahora que la vacuna Pfizer está totalmente aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos., El estado de Oregon exige que todos los maestros, el personal y los voluntarios de las escuelas, incluso en nuestras escuelas privadas, se vacunen contra el COVID-19 para del 18 de octubre (ver regla aquí). Es importante recordar que los mandatos estatales de vacunas para otras vacunas ya existen para todos los niños que asisten a las escuelas.

Los líderes de la Iglesia Católica, incluido el Papa Francisco, exhorta a todas las personas que pueden vacunarse a que lo hagan para ayudar a detener la propagación del COVID-19. Al recomendar la vacuna, la Iglesia se basa en el juicio de los expertos en salud pública con respecto a su seguridad y eficacia. Sin embargo, ninguna intervención médica está libre de riesgos, y estos riesgos deben sopesarse a la luz de los beneficios de la vacunación para el individuo y para el bien común.

Quiero ser claro: recibir cualquiera de las vacunas COVID-19 actualmente aprobadas es moralmente aceptable para los católicos. Recibir la vacuna constituye solo una cooperación material pasiva y remota en el mal (debido al uso de líneas celulares fetales abortadas), por lo que la Iglesia enseña que es moralmente lícito hacerlo (Congregación para la Doctrina de la Fe 2 y 3). Por lo tanto, un católico, en buena conciencia, puede recibir cualquiera de las tres vacunas COVID-19 disponibles actualmente. La posición de que uno puede recibir la vacuna en conciencia ha sido confirmada en declaraciones recientes del Santo Padre y de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Si usted elige vacunarse, lo amo y lo apoyo. Si usted elige no vacunarse, lo amo y lo apoyo. La Iglesia reconoce que la vacunación no es una obligación moral y debe ser voluntaria (CDF 5). Sin embargo, debido a que el estado exige la vacunación para algunos sectores de la sociedad (incluidos todos los maestros, el personal y los voluntarios escolares) debido a la pandemia y con el propósito declarado de proteger la salud pública, las escuelas católicas de la Arquidiócesis de Portland están obligadas a cumplir con el mandato de vacunas del Estado. La Iglesia reconoce y comprende que existen razones legítimas por las que las personas no puedan o no quieran vacunarse. Por ejemplo, la Iglesia apoya, y yo también, a las personas que tienen la conciencia perturbada por tomar las vacunas debido a su conexión remota con líneas celulares fetales abortadas. Las personas que no puedan o no quieran vacunarse deben tomar medidas prácticas y concretas para evitar exponer a las personas vulnerables y en riesgo. En los casos en que un empleador no pueda realizar ajustes, puede que la persona necesite buscar empleo en otro lugar para proteger el bien común y minimizar los riesgos para las poblaciones vulnerables.

En el caso de los maestros, el personal y los voluntarios de las escuelas católicas, puede haber circunstancias en las que se puedan hacer adaptaciones para una persona que busca una exención de conciencia. Cada solicitud de tal adaptación será considerada sincera y cuidadosamente de forma individual. Para solicitar una exención religiosa se debe utilizar el formulario de la Autoridad de Salud de Oregon.

Los sacerdotes u otros funcionarios de la Iglesia no pueden escribir cartas para respaldar la solicitud de exención religiosa de una persona. Esto se debe a que el asunto es estrictamente entre el empleado y el empleador. Además, ningún funcionario de la Iglesia puede afirmar que recibir la vacuna es contraria a las enseñanzas morales de la Iglesia, dada la guía moral proporcionada por la Iglesia como se mencionó anteriormente. Se puede indicar a las personas que utilicen los materiales del Centro Nacional Católico de Bioética como referencia para redactar sus propias cartas de objeción de conciencia.

A veces, puede ser un desafío extraordinario recibir todas las cosas con gratitud. La verdad es que este es uno de esos momentos para mí. Contigo, batallo para vivir en gratitud por todo lo que la pandemia ha provocado. Pero nuestro buen Dios nos pide que aceptemos las luchas, incluso el sufrimiento, con gratitud: por eso me abandono a Él y lo intento. Los invito, con amor, a hacer lo mismo: a recibir estas pruebas con buena conciencia, con un corazón abierto a la gracia de nuestro buen Dios.

Reza por mí, que yo estoy rezando por ti.